Primera etapa: en tierras norteñas I

7:00 am
Toc, toc, toc...
- ¿Puedo? vengo a ducharme.
¡Patapum! ¡Ayyyy, jod**! ¡Qué daño!
- Ahora te abro.
¿No es algo temprano? Bufff, y encima llueve.


Me ducho y al salir del baño descubro que, sin saberlo, hay alguien más en la habitación. Una cucaracha se pasea arriba y abajo con todo descaro. Genial, con lo que me gustan a mí los bichos. Superado el trauma de caer en la cuenta que para una vez que amanezco con un extraño en la habitación resulta ser un bicho, me visto y bajo al comedor. Un Good morning para el señor de la casa y un desayuno guarrillo para nosotras: bacon, huevos, judías, tomate, tostadas. Como bien habréis deducido nos pedimos el típico Full English breakfast y nos tocó el no menos típico surtido de latas de las de los sres. Heinz.

Después de coger fuerzas con el espléndido desayuno latero, tuvimos que bajar las maletas por esas escaleras a las que, en el post anterior, les declaré mi amor incondicional. Tres pisos de roces y cariño nunca visto. Nos tocaba traslado de habitación después de que terminaran con las reformas. Esa noche empezaba para nosotras una experiencia a lo Gran Hermano. Cinco en la misma habitación y con un solo baño. Repartimos las camas y lo dejamos todo colocado en su sitio. Era casi mediodía por lo que cogimos un bus y nos fuimos a visitar Leeds. Pocas cosas destacables.


Por la tarde, excursión a Harewood. Una casa inglesa que se ve que es la residencia de la prima de la reina. O eso dice la web. Muy del estilo Pride and Prejudice: casa grande con un montón de habitaciones, porcelanas, cuadros, mesas y sillas para media Inglaterra, jardines, flores, patos, campos, bosques. En fin, un pisito parecido al que proponía la ex-ministra Trujillo hace un tiempo.


Después de la visita de la casa, el jardín y los alrededores nos cogimos el bus de vuelta, cenamos y como habíamos hecho la noche anterior nos fuimos a dormir tempranito que al día siguiente nos íbamos de visita a York.